lunes, 13 de diciembre de 2010

Cuento de La mancha

La ambulante del carro pesado lleva una cámara que transporta donde graba las maletas sin usar del maquinista hace viento.
Pretoria hablo con sus arqueros galeses para continuar, abajo a la derecha,
muévete no conduzcas sin el parche que ves con un ojo de cristal, no te enteras, Pretoria.
Los mundos se oscurecieron el uno al otro sin que nadie sobreviviera más allá de los Hemisferios 3 y 4. Gárgolas piamontesas se dirigieron a la Vez.
Antes el mundo era historia, existían los siglos en números romanos y los números de los árabes y la tinta china y comida alemana, hamburguesa, hecha americana y había rotos y existía el cine.
Pero ahora no es antes, es mucho antes que antes, las desapariciones son cíclicas lo sabían y permitieron que lo negro lo transparente formaran un frente.
Todo comienza y termina en espiral se repiten al azar los momentos los nombres las historias contadas .
Sale la luz del sol naranja ciego y tuerta Pretoria. Busca a su hermano en las dunas negras se oscureció todo de pronto veía los cetáceos celestes grita resuena gallarda eco crápulas de y erro.
La autopista aparece atascada señor avanza no puedo no lo ve señor agente, todo parece iluminado por las farolas refulgentes el alquitrán brilla ¿verdad? casi más que los focos hacen ruido llueve señor agente no lo ve está todo atascado déjeme su documentación no salga del coche espere tengo prisa pero los coches no se mueven.

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